
Analicemos ahora el motivo de este suceso personal de descenso de la temperatura anímica... Motivos no faltan, pero tampoco sobran. A no victimizar los hechos, digo. Si pudiera pensar que después de este tiempo ya el hecho se ha vuelto costumbre..., pero cuando uno lo encuentra y le dice "¡Piedra Libre!" a la repetición de una vida, es difícil volver a ponerse en la actitud del avestruz, aunque se muy bien que no es imposible. ¿Será acaso que el frío nos lleva a encerrarnos y encontrarnos con nadie más que nosotros mismos?. Dios sabe que no le soy ajeno a la actividad, pero es también testigo de las reflexiones extraídas, del mascullar que ya nombré, de lo mal que se la pasa, así que tras un consenso con mis distintos estados personales, concluímos en no volver a lo mismo. Pero siempre está el emo, al que le encanta repetir eso a lo que todo mi ser le escapa. Maldito mi yo-emo. A él le gusta el frío, las tardes de café con radio de fondo, esa música que sólo la puede escuchar alguien en un estado neurótico al punto de escaparse de la vida antes de tiempo, esas películas dramáticas donde el final es aún más desgarrador que el desarrollo mismo. Fácil sería culparlo y desterrarlo de mi psiquis.
...
Y tu lejanía en esa falsa cercanía...
ah la mierda como jode.