Aparece. Descubre un punto de debilidad. Hace fuertaza. Entra. Desde ahí comienza a hacer fuerza. Llama a sus otras partes a la comunión interna. Se desplaza. Se retuerce. Se alimenta.

el resto del mundo parece hacerlo a próposito. Te das cuenta cuando cada uno está en sus planes, y vos acompañas y sos acompañado; pero siempre se llega a esa parada final. Y la volvés a encontrar. Esperándote. Seguís tu vida con ella.

La eterna compañera que no te abandona, que no quiere que nadie le quite protagonismo, celosa como ninguna, posesiva como algunas, totalizante como se le permite. Pocos matices, muchos "todo-nada". Largo tiempo de compañia mutua. Y ese abrazo que abrasa y deja marcas.

El reencuentro con el primer vacío. Tiempo de esperarlo y ahora retorna.
Ella. Vos.
Yo.

Mi Soledad.
Mi Soledad y Yo.