lunes, 4 de abril de 2011

nadie sabe

él dice todo lo que cree que hace, más no todo lo que es. oculta lo suyo, guarda lo privado. quizás se encierra, autocensura aquellos dichos que pueden convertirse en su contra.

él va, viene, se ocupa e incluso, a veces, se preocupa. llena ese lapso entre que un gramo de arena le sigue al otro, lo hace de la manera aparentemente más eficiente, para llenar lo oscuro más atrapante.

él puede hablar con vos una sesión profunda, dos, tres.. puedes encontrarlo tomando algo en una esquina bastante transitada. habla, es verborrágico, grita, discute, proclama. y, sin embargo, quizás no puedas nunca aprehenderlo.

él se escapa. a veces parece puro inconsciente, deambulando de uno a otro significante. escapa a cualquier corte lacaniano, apenas parece haber emergido se escabulle vaya uno a saber dónde.
a él probablemente creas conocerlo, pero nunca vas a poder estar seguro. ni él, claramente.

él, insisto, dice y habla lo que cree que el otro significante pueda llegar a necesitar. no lo que él transita, no lo que él vivencia. ¿vivencias? no conoce esa palabra. pero no te lo confundas, pues tampoco es un semblante de esos que pululan por ahí. ¿o si? No puedo dar respuesta, no existe la respuesta.

se comió el personaje. Tal cual como si Tolkien se creyera ser Frodo, la Rowling Harry Potter o la Woolf, Clarissa. ¿o el personaje se lo comió a él? ¿Ante quién estamos cuando creemos estar con él?
Después de todo, sigue siendo una isla sin puerto. Ayer, hoy... y ya veremos.

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